Normalmente, en el día a día, no somos conscientes de lo que hay detrás de nosotros, de nuestro presente. Muchos de nosotros seguimos la filosofía de Carpe Diem, Tempus Fugit, que en nuestra lengua sería algo así como "Vive el momento, porque el tiempo se nos escapa". Y no es que sea una mala filosofía, no es que esté mal vivir de esta manera. Pero a veces, muchas veces más de las que puedo contar, vale la pena mirar hacia atrás, conocer qué o quién hubo antes de nosotros.
No hace falta que nos vayamos a los principios de la especie (al menos, no hoy). Basta con retroceder unos doscientos años. Si estáis dispuestos a viajar en el tiempo conmigo ésta vez, os prometo que seguir leyendo va a valer la pena...
Hay una leyenda, una leyenda sobre una flor llamada "La Rosa Cherokee" (Rosa Laevigata en su nombre científico), que esconde una historia que es mucho más que eso. Pero primero, dejadme situaros en el tiempo.
Nos encontramos en la década de 1830, al sureste de los Estados Unidos. La población americana ha ido creciendo en masa y empiezan a expandirse con la necesidad de ocupar más territorio. Eso empieza a causar problemas de exclusión y racismo hacia las tribus indoamericanas que, desde siglos, ocupan sus tierras sagradas. En 1830, las tribus Cherokees que ocupan los territorios de Georgia y Florida, reciben un comunicado sobre una ley llamada "Acta de Remoción India", o en otras palabras "Acta de Pegarles una Patada a los Indios y Echarlos de sus Tierras Sagradas para que los Blancos no Tengan que Cruzarse con Ellos por la Calle".
Por supuesto, y estando en todo su derecho, reclamaron la revocación de éste acta, ley o, como lo digo yo "ganas de tocar los huevos" (GO CHEROKEES!). Y casi parecieron conseguirlo. De hecho, hubo un tiempo en el que el proceso se detuvo e incluso se escribió otra ley en la que los indoamericanos podían quedarse en sus tierras ocupadas ya que NO HACÍAN DAÑO A NADIE.
Y aquí es donde entra en escena este tío tan guapo: Martin Van Buren. Octavo presidente de los Estados Unidos de América y Primer Premio en el Concurso "Me paso por el forro los derechos de los indios".
Porque eso fue lo que hizo, y el resultado fue la muerte de una cuarta parte de los indios Cherokees...
A raíz de la revocación de los derechos de las tribus a permanecer en sus tierras que, como ya he dicho, eran sagradas, se impone un traslado de los Cherokees desde el este hasta el lado oeste del Rio Mississipi, a unas 800 millas de su hogar de origen. Sí. Ochocientas millas. Nada vamos, a la vuelta de la esquina...

El camino que recorrieron esos 15,000 Cherokees, forzadamente, y A PIÉ actualmente se conoce como El Sendero de Lágrimas, en el idioma Cherokee Nunna daul Insuyi (el camino donde nosotros lloramos). Ahí es donde nace la leyenda que venía a contaros.
Las condiciones en la que los miembros de la tribu viajó fueron pésimas. El calor del verano, el frío del invierno, el hambre y la enfermedad se cobraron las vidas de 4,000 personas, la mayoría de ellos niños.
Las madres de aquellos niños, exasperadas por el dolor de la pérdida lloraron, y lloraron, y lloraron. El demonio de la tristeza y el duelo se apoderó de ellas, convirtiéndolas en mujeres incapaces de seguir adelante en un camino infernal que las había arrancado del único hogar que habían conocido, y que les llevaba a un terreno desconocido y a un destino incierto en los fuertes controlados por el gobierno estadounidense.
Durante aquel camino de la libertad a una semi-esclavitud, los ancianos de la tribu oraron a "El Más Grande" (The Great One), pidiendo una señal para animar los espíritus de esas madres destrozadas. Y la leyenda cuenta que El Más Grande habló a los ancianos:
"La planta crecerá rápido, entonces volverá a la tierra y otro tallo surgirá. La planta florecerá blanca, una preciosa rosa con cinco pétalos y oro en el centro para simbolizar la avaricia de los hombres blancos por el oro de sus tierras. Cada hoja contendrá siete pequeñas hojas, una por cada clan Cherokee. La planta será fuerte y crecerá rápido a lo largo de la tierra y del Sendero de Lágrimas. El tallo será pegajoso, protegiéndola de los que quieran intentar moverla, reclamando así la pérdida del hogar Cherokee."
Y así fue. Al día siguiente, en respuesta a las oraciones de los ancianos, cientos y miles de Rosas Cherokee nacieron a lo largo del Sendero de Lágrimas. Y con sus colores y su simbología, llenaron los corazones de todas aquellas mujeres que habían perdido a sus hijos, además de la fuerza para seguir viviendo, a pesar de todo.
Siento deciros que el final de nuestra historia no es feliz. A pesar de haber pasado por semejante tortura, los indoamericanos siguieron sufriendo ataques de racismo que, desgraciadamente, hicieron despertar la furia de muchos Cherokees, lo cual provocó asesinatos de altos cargos del gobierno estadounidense que habían colaborado con la emigración forzosa.
Actualmente, los Cherokees son la tribu indoamericana más numerosa en Estados Unidos, pero las cosas no han cambiado. En 2004 se introdujo una resolución conjunta para "ofrecer una disculpa a todos los nativos americanos en nombre del gobierno de los Estados Unidos" por el atentado a su libertad de 1838.
El Senado de los Estados Unidos todavía no ha tomado una decisión sobre el tema...
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A cosas así me refiero cuando hablo de mirar al pasado y ver quién y qué hay detrás de nosotros, de nuestro presente. Leyendas como esta son las que deberíamos contar a nuestros pequeños, a los que, como los Cherokees que anduvieron el Sendero de Lágrimas, todavía no saben lo que ha de venir.
Porque leyendas así son mucho más que un cuento, mucho más que un simple pedazo de la humanidad. Leyendas así son Historia.
Tú historia, mi historia.
Nuestra historia.



Una historia triste. Una historia real. Una historia como hay miles a lo largo de la historia de la humanidad. Una historia que sigue repitiéndose una y otra vez, desde la prehistoria hasta la actualidad.
ResponderEliminarPorque el ser humano es cruel, no solo con los animales o la tierra sino incluso con aquellos de su propia especie. Como dice la frase latina: homo homini lupus est, el hombre es el lobo del hombre. El ser humano es la especie más peligrosa y cruel que existe.